1.- Hacer una síntesis que nos permita observar la evolución de este
crecimiento con datos y cifras.
Las fuentes de información.
Los primeros
indicios que existen sobre el uso de la estadística demográfica datan del año 1116 de nuestra era
y provienen de los monumentos, códices y jeroglíficos de los primeros
pobladores indígenas que llegaron al gran Valle de México. Una muestra de ello
es el recuento que realizaba la población chichimeca cuando se encontraba bajo el
mando del rey Xólotl; el recuento consistía en que cada persona depositara una
piedra en un montón que después sería contabilizado. Este montón de piedras era
llamado Nepohualco o Contadero.
Durante la época de
la Colonia se llevaron a cabo diversos ejercicios estadísticos en materia de
población, sin embargo, fue hasta 1790 cuando por mandato del Conde de Revillagigedo
se efectuó el primer trabajo importante y sistemático de estadística demográfica
en el país, que consistió en un censo que se levantó durante tres años y que
reunía información sobre las características de la población, de los recursos
naturales, y de la manufactura, entre otros.
Después de
consumarse la Independencia, Lucas Alamán (1830-1832) promovió por decreto, en
mayo de 1831, la realización del censo de población. Posteriormente, el
presidente Manuel González (1880-1884) creó en mayo de 1882 la Dirección
General de Estadística (DGE), que tenía por objetivo recabar, clasificar y
publicar los datos estadísticos de la población.
A partir de 1900 se
estableció el levantamiento de un censo cada diez años, lo cual se ha cumplido
de forma ininterrumpida hasta la fecha y con un número creciente de variables
de interés involucradas. Como los registros actuales, la principal función de
dicha información era contar con datos sobre nacimientos, defunciones y
matrimonios.
Evolución de la población y sus políticas.
A un siglo de
iniciado el movimiento de la Revolución Mexicana, el país ha vivido una serie
de cambios demográficos innegables; algunos de los cuales no han revertido su
tendencia desde entonces.
De acuerdo con datos
del censo de 1910, México contaba entonces con una población cercana a 15.2
millones de habitantes (7.5 millones de hombres y 7.7 millones de mujeres) y su
estructura por edad era sumamente joven, pues 42% de la población correspondía
a individuos de 15 años de edad o menos. Entonces, la proporción de adultos
mayores (65 años y más) representaba apenas al
2% del total.
La lucha
revolucionaria con la que el país entra a la segunda década del siglo XX impactó
notablemente no sólo la vida social y política de México, sino también sus características
demográficas. En el denominado Censo General de Habitantes de 1921 oficialmente
se contabilizó a una población de 14.3 millones de habitantes
(7.0 millones de
hombres y 7.3 millones de mujeres), es decir, alrededor de 900 mil habitantes
menos. En la historia demográfica del país, éste es el único ejercicio censal
que ha registrado un monto de población inferior al del censo precedente.
El decremento en el
volumen de la población, registrado a once años de iniciado el movimiento
armado, obedece a las muertes ocasionadas por el mismo confl icto, pero también
a otros factores, como el incremento de la migración, la disminución de los
nacimientos, así como la mortalidad por propagación de enfermedades infecciosas
y parasitarias.
Al inicio de la
década de los años 30, México aún se encontraba convulsionado, tanto por
acontecimientos, como Internacionales.
Durante el gobierno
de Lázaro Cárdenas, el objetivo de poblar a México a través de diversas
iniciativas fue consignado en la primera Ley General de Población del país,
promulgada en 1936.
Las acciones
emprendidas por la administración pública bajo la orientación de esta ley se
relacionaban, sobre todo, con políticas pronatalistas, incentivos a la
inmigración de extranjeros y con la repatriación de mexicanos que habían dejado
el país por el conflicto armado.
Las mismas preocupaciones
se plasmaron en la Ley General de Población de 1947. En la nueva década se experimentaba
ya un periodo de crecimiento económico importante que requería ser traducido en
desarrollo social.
Este documento
destacaba la importancia de promover la natalidad, la necesidad explícita de disminuir
la mortalidad y la procuración de inmigrantes, preferiblemente “extranjeros sanos
de buen comportamiento y que sean fácilmente asimilables a nuestro medio con beneficio
para la especie y para la economía del país.”
Como producto de
tales políticas poblacionistas, en 1950 México contaba ya con 25.8 millones de
habitantes y con una estructura por edad aún muy joven (42% de la población
tenía menos de 15 años). El énfasis de décadas anteriores en la política de
poblar México mostró claramente sus efectos a principios de los 60, cuando la
tasa de crecimiento medio anual ascendió a 3.1% y la población se situó en 34.9
millones de habitantes (17.4 millones de hombres y 17.5 millones de mujeres).
En esta etapa de vertiginoso incremento en algunos indicadores demográficos, la
atención en la política de población y, por ende, en la planeación demográfica,
dejó de centrarse en fomentar el incremento poblacional y se focalizó, en
considerar a dicho incremento como un condicionante necesario para detonar y
sostener el proceso de desarrollo económico y social, pero que debía comenzar a
controlarse.
Así, los años 70
estuvieron marcados por la toma de decisiones cruciales en materia de
planeación demográfica que dieron un nuevo giro a la forma de entender y
conducir la relación entre la población y el desarrollo. La explosión
demográfica
prevaleciente amenazaba con volver insuficientes los recursos generados por el
crecimiento económico y ya comenzaban a ser evidentes las desigualdades en el
reparto de los dividendos de dicho crecimiento.
En su primer informe
de gobierno, el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez declaró que la
población había alcanzado los 50 millones de habitantes y pronosticaba que “previsiblemente
la población del país se duplicará antes de que transcurra un cuarto de siglo”.
En ese año los temas
poblacionales impulsaron internacionalmente a México como un país a la
vanguardia en la materia. En 1974 la ONU distinguía a nuestro país como la sede
de la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, en donde se reiteró
que la política demográfica de cada nación depende de su voluntad soberana, que
debe integrarse a la estrategia general sobre el desarrollo y respetar al ser
humano y a la pareja, única responsable de elegir de manera informada y libre
el número y espaciamiento de los hijos. En este contexto se promulgó la nueva
Ley General de Población de 1974 y, por mandato de ésta, en 1975 se creó el
Consejo Nacional de Población (CONAPO), que a partir de entonces sería el
órgano encargado de la planeación demográfica del país.
Al interior de la
mortalidad, en estos 100 años de recuento demográfico, destaca el
comportamiento de la mortalidad infantil, un indicador clave en la esperanza de
vida de la población, a principios del siglo XX, la mortalidad infantil llegó a
alcanzar las 320.8 defunciones por cada mil nacidos vivos, mientras que en el
2010, el indicador logro ubicarse en 14.2 defunciones por cada mil nacimientos.
La alta mortalidad
infantil acompañaba a una baja expectativa de vida al nacimiento que fluctuaba
alrededor de los 25 años. En 2010, la esperanza de vida total al nacimiento es de
75.4 años, lo cual es un reflejo de los logros en materia de salud y desarrollo.
Consideraciones Finales
Proyectos como los
censos y, en general, las estadísticas demográficas, que han provisto al país
con información variada y abundante, son instrumentos fundamentales para la
planeación demográfica de México, la cual ha virado su énfasis conforme la
dinámica poblacional modifica su comportamiento y surgen nuevos desafíos para
garantizar el desarrollo de la población en las diferentes etapas de su vida.
Aunque desde 1882
existió un organismo que proveyó de datos estadísticos en materia demográfica,
no se contaba con una política de población como la que hoy conocemos, encargada
de sistematizar las acciones encaminadas a reforzar la relación entre la
población y el desarrollo.
En el periodo 1910-1970
los fenómenos demográficos se caracterizaron por alcanzar, en algunos casos,
sus mayores niveles históricos, principalmente en fecundidad y mortalidad. Sin
embargo, hacia el final de este periodo y en un plazo sumamente corto se logró
reducir la mortalidad y, con ello, provocar el acelerado crecimiento de la
población.
Desde 1974, los
esfuerzos de la política de población se dirigieron a impulsar la
desaceleración del ritmo del crecimiento demográfico, gracias a estas acciones,
el país encuentra ahora en una fase avanzada de la transición demográfica que
apunta hacia retos muy distintos a los que se presentaron durante el siglo XX.
Estos nuevos desafíos son, en buena medida, consecuencia de las acciones públicas
instrumentadas en años anteriores. En el siglo XXI, los fenómenos hacia los cuales
habrá que orientar a la política de población tienen que ver con el
envejecimiento poblacional, el aprovechamiento del bono demográfico derivado
del mismo, la dispersión de la población rural, la concentración poblacional en
el espacio urbano, la sustentabilidad del medio ambiente, la intensidad y
naturaleza del fenómeno migratorio, los rezagos persistentes en algunos
sectores de la población, particularmente en materia de salud reproductiva,
entre otros.
La política de
población debe reformularse conforme lo haga la dinámica demográfica y se
modifiquen e interactúen las necesidades de los diversos grupos que conforman a
la sociedad.
2.- Un escrito que
te permita verter una opinión sobre el escenario demográfico en México durante
los próximos años
En México
gracias a las políticas de población con las que contamos, preveo un buen
manejo del territorio de acuerdo con la densidad poblacional.
Gracias a la
gran cantidad de mexicanos que emigraron a los Estados Unidos bajo un poco
nuestra población, pero las políticas que se están creando en ese país han
hecho difícil la emigración hacia allá, entonces eso significa que va a haber más
gente acá en México y se necesita crear nuevas políticas de población para que
no se cree un problema en los próximos años.
Existen muchos jóvenes
en México, por lo que, es necesario el crecimiento y desarrollo de México, para
que muchos de estos jóvenes puedan llegar a conseguir trabajo y el país tome un
camino de desarrollo y crecimiento y no de pobreza.
3.- Sacar los 10
datos demográficos más relevantes durante este periodo que maneja el documento.
- En 1936 se creó la primera Ley General de Población.
- A partir de 1900 se estableció el levantamiento de un censo cada diez años.
- De acuerdo con datos del censo de 1910, México contaba entonces con una población cercana a 15.2 millones de habitantes, de los cuales 42% eran jóvenes menores de 15 años.
- En el denominado Censo General de Habitantes de 1921 oficialmente se contabilizó a una población de 14.3 millones de habitantes éste es el único ejercicio censal que ha registrado un monto de población inferior al del censo precedente.
- En 1930 el indicador alcanzaba las 131.6 defunciones por cada mil nacimientos
- En los años 70 México alcanzó los 50 millones de habitantes.
- Desde 1974, los esfuerzos de la política de población se dirigieron a impulsar la desaceleración del ritmo del crecimiento demográfico.
- A principios del siglo XX, la mortalidad infantil llegó a alcanzar las 320.8 defunciones por cada mil nacidos vivos. En 2010, el indicador haya logrado ubicarse en 14.2 defunciones por cada mil nacimientos
- A principios del siglo XX había una baja expectativa de vida al nacimiento que fluctuaba alrededor de los 25 años. En 2010, la esperanza de vida total al nacimiento es de 75.4 años, lo cual es un reflejo de los logros en materia de salud y desarrollo..
- En el 2010 la población urbana conformaba el 77.5%.